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SISTEMAS AGRARIOS, OTRA MIRADA

SISTEMAS AGRARIOS, OTRA MIRADA

Hablamos de sistemas agrarios y de entrada, hablamos de sistemas modificados en los que simplificamos la naturaleza para conseguir nuestro objetivo: un cultivo determinado. En un ecosistema maduro, equilibrado, nos encontramos con distintos tipos de especies (árboles, arbustos, plantas) que se complementan entre sí y se enriquecen entre sí. Colaboran para garantizar el equilibrio: las hojas caen, se descomponen y se transforman en materia orgánica. Todos y cada uno de los elementos que integran este ecosistema tienen una función necesaria para su buen desarrollo. Cuando buscamos producir un cultivo específico como en nuestro caso, las viñas, despojamos un ecosistema de gran parte de sus integrantes para focalizarnos en la planta que nos interesa, la viña. Es, por tanto, un sistema desequilibrado que es necesario gestionar de la mejor manera posible con tal de conseguir nuestro bien más preciado: una buena vendimia.

Este desequilibrio hay muchas maneras de reconducirlo. Una manera sería utilizar los tratamientos sistémicos como fertilizantes, herbicidas, fungicidas, insecticidas… Otra manera sería la posibilidad de tratar orgánicamente los cultivos, aunque parte de la misma filosofía. Tratar el desequilibrio mediante un producto, ahora orgánico, que lo corrige.

Pero hay una tercera opción. Optar por corregir el desequilibrio intentando generar salud. Es cuando hablamos de regenerar los suelos, de cubiertas vegetales, de biodiversidad, etc. Lo que se busca es dotar las plantas de todas esas herramientas que le son necesarias para nutrirse de forma sana y saludable. De manera que la fruta que obtengamos, también lo sea y, los productos que después elaboramos lo sean también.

Como decía Eugenio Gras (pionero de la permacultura en México): No hacemos milagros. Entendemos lo que pasa.  Observamos nuestro cultivo, interpretamos su comportamiento y decidimos qué podemos hacer para reconducirlo. La idea siempre es la misma: trabajar con preventivos y sobre todo actuar sobre el suelo, que será el responsable de ofrecer a la planta los nutrientes, agua y minerales de buena calidad. Como, por ejemplo, el hecho de utilizar la cola de caballo para hacer que los hongos no suban a la planta sino que se queden en el suelo.

«Cómo fortalecemos nuestro sistema para que haya los menos síntomas posibles y enfermedades… igual que en el cuerpo humano» dice Sara Pérez. Tener una planta sana no tiene que ver con los medicamentos que toma sino como se alimenta, con quien está y se junta, cómo crece (tiene que ver con el suelo y con el entorno).

Restituir el equilibrio biológico es básico y nos permite hablar en lugar de plagas y enfermedades, de indicadores de mala gestión del cultivo y/o planta. Un mayor o menor ataque de los patógenos (insectos, hongos, enfermedades…) depende siempre del estado nutricional de las plantas (Francis Chaboussou – Teoría de la Trofobiosis)

Esta mirada genera una serie de acciones para ir manteniendo un nivel adecuado de salud emocional, físico, psíquico y nutricional de la planta. Claro que hay cosas que nosotros no podemos controlar, pero sí que podemos fortalecer nuestras plantas para que puedan luchar contra ciertos agentes externos que pueden atacarlas.

En conclusión, las plantas como en los seres humanos, como mejor alimentación, formación, educación, diversidad cultural y relaciones, más posibilidades de tener una vida más rica y saludable.


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3 ALUMNOS DE LA ESCUELA DE FALSET SE VUELVEN A ENCONTRAR

3 ALUMNOS DE LA ESCUELA DE FALSET SE VUELVEN A ENCONTRAR

Reunimos a Elisabet Anguera (Agrícola de Corbera d’Ebre), Joan Asens (Orto Vins) y Jordi Vidal (La Conreria d’Escaladei) exalumnos de las primeras promociones de la Escuela de Viticultura y Enología de Falset. Recuerdos, anécdotas… a continuación, os dejamos con un vídeo resumen del encuentro que tuvo lugar el pasado día 2 de marzo.

ELISABET, JOAN, JORDI. MUCHAS GRACIAS POR VUESTRO TIEMPO.

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JAUME CIURANA

JAUME CIURANA

Nos encontramos con la familia de Jaume Ciurana. Un nombre recurrente en todos los artículos que hemos publicado estas últimas semanas. Se merece, por tanto, un repaso a su trayectoria dada la clara importancia que tuvo para el Priorat y, sobre todo, para la evolución del Priorat estos últimos 30 años. Por esta razón, invitamos a su viuda, M. Dolors Llevadot y sus dos hijos, Blanca y Jaume Ciurana, a que nos hablen de él y de su vida.

Nacido en Barcelona y de madre falsetana (aunque su hijo Jaume, nos comenta que ha podido documentar la familia hasta al s. XVIII en Porrera). Estudió farmacia (como su padre) y enología (en Talans, Francia). Y cuando preguntamos sobre su carrera política, M. Dolors nos dice que él era boy scout (delegado de los Minyons de Muntanya de la Diocesana de Scouts de Barcelona). Y lo dice orgullosa porque eso lo explica todo. Si buscamos cuál es la filosofía de la asociación, el objetivo se mantiene a lo largo del tiempo: educar niños y jóvenes a través del método de escucha y guía para que se conviertan en personas activas, conscientes y comprometidas con la sociedad.

Inició su carrera de enólogo como director técnico de Masia Bach y, pasados unos años, trabajó en Codorniu donde se le encomendó rehabilitar Raimat. Clos Clamor y Clos Abadia, son dos vinos que le deben su nombre (muy ingeniosamente buscó un nombre que no se pudiese traducir, porque él quería poner nombres catalanes – nos comenta su hijo Jaume). Y de allí su salto a las instituciones, propuesto por el Conseller Josep Roig (Conseller de Agricultura i Ramadería en la Generalitat provisional del 1977 al 1980) emprendió la dirección del Institut Català de la Vinya i el Vi y de las estaciones enológicas de Vilafranca y Reus. Allí fue cuando empezó a difundir sus ideas sobre el vino: el hecho de que era necesario cuidar todo el ciclo de producción, cuidando la planta, el proceso de elaboración, el producto final y la comercialización, poniendo especial énfasis en ésta última fase. Picó mucha piedra para hacer entender la importancia de la figura del comercial y del gerente, sobre todo en las cooperativas, con el fin de liberar al payés de esta responsabilidad y profesionalizar esta parte del negocio tan importante. También repetía con insistencia la necesidad de bajar el grado de los vinos, nos comenta la M. Dolors, porque los vinos del Priorat de principios de los 80 eran vinos de 17 y 18 grados. Pero también participó en la modernización de las bodegas, convenciéndoles de que era importante invertir en depósitos de acero inoxidable externos a los edificios (que él descubrió en un viaje a California acompañado por su hija Blanca). Siempre buscando esa calidad del vino que tanto anhelaba y que estaba convencido que se podía conseguir con los medios adecuados.

Su cargo de director también le puso en contacto con el padre Ciurana y con él la posibilidad de crear unos estudios de segundo grado en viticultura y enología y, más adelante, junto con Lluís Arola Ferrer, en la creación de la Facultad de Enología de la Universidad Rovira i Virgili. Con estos dos nuevos estudios dio la oportunidad a muchos de seguir esta especialidad en casa, sin necesidad de irse fuera de Cataluña y, evidentemente, formar nuevos profesionales del mundo del vino que después pudiesen trabajar en casa.

Desde INCAVI, Jaume Ciurana, creó la Muestra de Vinos y Cavas de Cataluña. Un formato de feria completamente innovador que permitía acercar el cliente final al productor y elaborador de vinos. A partir de la primera muestra, en el año 1980, se fueron organizando otras y hasta hoy en día, que es un recurso muy utilizado por todos los pueblos y ciudades en todo tipo de fiesta y celebración.

Pedimos que nos expliquen alguna anécdota que recuerden y, evidentemente, cuesta recordar solo una, ya que fueron muchas que se fueron acumulando en sus idas y venidas de Barcelona al Priorat, visitando bodegas y cooperativas, trabajando para contagiar su buen gusto por el buen vino y sus ganas de hacer las cosas bien hechas. Finalmente, M. Dolors recuerda una carta durísima del Conseller de Sanidad (amigo y compañero de Jaume Ciurana Galceran), porque Jaume siempre decía que era necesario beber vino con moderación, que lo que podía sentar mal eran los licores y destilados. Esta afirmación coincidió con una campaña en los medios muy importante, y sus comentarios no gustaron para nada, y ríe.

Pero él tenía un sueño, hacerse su propia bodega… seguramente lo hubiese conseguido si la vida no se le hubiera terminado demasiado temprano, a los 50 años. Justo entonces, acababa de plantar en Mas Ciurana, la casa de campo de la familia que tenían en las afueras de Falset y que vendieron el año 1991, Chardonnay y Cabernet, dos variedades de fuera que prometían.

Tenemos muchas cosas que agradecer a Jaume Ciurana Galceran, su catalanidad y ganas de ayudar el país, su empuje y determinación, y su entrega al trabajo. Tuvo esta visión sobre Priorat y consiguió alinear a todo el mundo en la misma dirección, nos comenta la familia. Lástima que no llegara a ver su legado y la evolución que ha seguido la comarca.

Gracias M. Dolors, Jaume y Blanca por los recuerdos compartidos.

Os dejamos un fragmento de la entrevista que le hizo Joaquim M Puyal en el programa «Vostè pregunta» del circuito en catalán de TVE (usted pregunta) en 1983

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LAS COOPERATIVAS EN LOS AÑOS 80

LAS COOPERATIVAS EN LOS AÑOS 80

Hacia 1983, el presidente del INCAVI Jaume Ciurana hizo posible la firma de un convenio con el colegio Sant Pau para dar un Servicio de Análisis de Vinos oficial, dependiendo de la Estación Enológica de Reus, y una asesoría técnica a las cooperativas del Priorat, Terra Alta y Ribera de Ebre. Así, INCAVI, además de hacer posible la ampliación de una nueva especialidad de Formación Profesional, la de Viticultura y Enología de segundo grado, ayudó económicamente, aportando parte de nuestro sueldo, por mi dedicación como asesor técnico de las tres comarcas mencionadas y del servicio de análisis que hacíamos.

Mi tasca como asesor de las cooperativas consistía en hacer charlas para orientarlos a elaborar vinos de más calidad y enfocarlos a la comercialización. Estas acciones tuvieron su fruto durante los tres o cuatro años que duró mi dedicación.

Entre los años 1983 y 1985 me dediqué a sondear los problemas y las opiniones que tenían las juntas de las cooperativas de las tres comarcas. Había dos cooperativas de segundo grado, la del Priorat y la del Bajo Priorat.

La del Bajo Priorat (en ese tiempo no existía todavía la D.O. Montsant) estaba centralizada en la cooperativa de Falset, y tenían un gran problema. Hacía 2 o 3 años que habían vendido un camión de vino embotellado y no había manera de cobrarlo. En cada reunión que hacían, salía el tema de la deuda y todos estaban muy preocupados. Al final les propuse que me diesen la responsabilidad de encargarme de cobrarla. Después de muchos viajes a Barcelona, 56 llamadas de teléfono (me lo anoté) y bajo “amenaza” de publicarlo en la prensa con nombres propios si no pagaban, finalmente la cooperativa cobró toda la deuda.

En otra ocasión, el presidente de la Diputación de Tarragona hizo un mítin político en Torroja del Priorat, donde resaltó que la Diputación tenía dinero para hacer proyectos si se presentaba alguno que fuera realmente interesante. Esa promesa hecha públicamente por el presidente de la Diputación tenía validez, y pensé que valía la pena guardar esta “super promesa” para alguna buena ocasión. La buena ocasión no tardó mucho en llegar…

Por aquellas fechas se celebraba la Fiesta del Vino del Priorat (era una fiesta que se hacía cada año en un pueblo distinto) y aquel año tocaba hacerla en Porrera. Entre otros eventos, se hacía una reunión con todas las cooperativas. Se hizo en la iglesia, había el presidente del INCAVI, Jaume Ciurana, el director de la Estación Enológica de Reus, el Sr. Vidal y Barraquer, todos los presidentes de las cooperativas del Priorat con sus Juntas correspondientes y muchos prioratinos. Jaume Ciurana en su discurso citó la promesa que el presidente de la Diputación de Tarragona había hecho unos días antes en Torroja, sobre el “cánon energético”, que era dinero que venía de la Central Nuclear de Ascó para los pueblos cercanos a la central.

Cuando se terminaron los discursos, hicimos otra reunión con Jaume Ciurana, todos los representantes de las cooperativas y yo. Jaume repitió, de nuevo, el tema del dinero que había para destinar a algún proyecto que fuera positivo para Priorat. Se propusieron muchas cosas, pero ninguna viable. Cuando se terminó la reunión nos quedamos los dos solos y yo le dije:

Mira Jaume, en la reunión me ha hecho la impresión como si hubieses atado las manos en la espalda de todos los presidentes, te hubieses sacado un montón de billetes y mostrándoselos, les dijeras: ¡Cogedlos, cogedlos! Y claro, no los podían coger porque tenían las manos atadas.

-¿Por qué me dices esto? – me preguntó Jaume.

-Porque ahora no dan el dinero, tienen que hacer un proyecto dónde todos estén de acuerdo y eso ellos solos no lo harán nunca.

Hazlo tú, tienes mi permiso. El objetivo lo veo claro. En el Priorat hace tiempo que tienen hecha una Cooperativa de segundo grado, y cada pueblo tiene una cooperativa vieja sin recursos mordernos. Ese será el Proyecto, pero ¿se tienen que modernizar las cooperativas existentes? ¿Se tiene que hacer una sola? ¿O dos? Este será tu trabajo de inmediato. Si quieres ya puedes empezar. – me respondió.

Como las asambleas que se hacían en las cooperativas eran un suplicio porque todo el mundo quería tener la razón y no se centraban en el objetivo de la reunión, lo que alargaba y alargaba las reuniones sin resolver nada al final, y eso me daba mucho miedo. Estuve un tiempo pensando y al final concluí que todas las decisiones se tenían que definir en tres reuniones y que cada reunión no durase más de 2 horas.

1ª Reunión. Punto: Decidir cuántas bodegas se querían construir: una o dos, o bien remodelar la existente en cada uno de los nueve pueblos.

Respuesta de los presidentes: Por unanimidad se decidió construir de nuevo una sola bodega para todo Priorat.

Ahora los presidentes lo tenían que presentar en la Asamblea de cada pueblo y en la siguiente reunión, llevar el acta del acuerdo.

2ª Reunión. Punto 1: Presentar por escrito la respuesta de cada Cooperativa, si estaban o no de acuerdo, para construir una sola bodega para todo Priorat, y que el transporte de la uva de todos los pueblos se repartiera, equitativamente, entre todos los socios.

La respuesta fue afirmativa, por lo tanto, quedaba aprobado el primer tema.

Punto 2: Decidir en qué pueblo se tenía que ubicar la bodega comunitaria.

Este fue un tema un poco espinoso, los comentarios para todos los pueblos estaban en ebullición, todos buscaban la justificación de que su pueblo era el más adecuado. Yo ya me temía que la reunión de presidentes dónde se tenía que decidir eso sería una jaula de grillos y acabarían con una discusión sin fin. Por ese motivo, con antelación, hice los cálculos del coste de transporte, en las 9 situaciones diferentes, simulando que la bodega estuviera en cada uno de los pueblos, a partir de las distancias entre los pueblos y los quilos de producción de cada uno de ellos. En el cuadro se vio que el transporte resultaba más barato si se construía en Gratallops. La reunión duró media horita y todos estuvieron de acuerdo, ¡era evidente!

Resultado de la reunión de presidentes: Gratallops sede de la Bodega Comarcal.

Resultado de les reuniones de les Asambleas de las cooperativas: Gratallops sede de la Bodega Comarcal.  ¡Propuesta aceptada!

3ª Reunión. Punto: La Cooperativa de Gratallops tiene que ceder su bodega actual, para construir la nueva bodega comarcal.

Respuesta de la Cooperativa de Gratallops: Lo acepta y cede el edificio de la Cooperativa, para la construcción de la nueva bodega.

A partir de ese momento me puse a redactar el proyecto y le propuse al arquitecto Hermenegild Pujades, relacionado con Bellmunt del Priorat, que hiciera un esbozo del futuro edificio de la nueva bodega para incorporarlo con mi proyecto y así entregarlo al INCAVI para que lo llevase a cabo.

Estoy convencido que esta bodega ha sido una pieza clave para la mejora de la calidad de los vinos de la Cooperativa Comarcal de la D.O. Priorat, y junto con los vinos que empezamos los productores de los “Closos”, fue el principio del cambio hacia un reconocimiento mundial del Priorat como zona específica de vinos de calidad.

Otra vez más, tenemos que agradecer a Jaume Ciurana su interés para mejorar la comarca del Priorat.

Josep Lluís Pérez
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LA GRAN MARIA CARME SIMÓ

CONVERSANDO CON MARIA CARME SIMÓ.

Hoy, 8 de marzo, nuestro sencillo homenaje a la mujer trabajadora. Escogemos una conversación entre dos mujeres. Sara Pérez, nuestra Sara, y una mujer increíble, Maria Carme Simó, de Bellmunt del Priorat. Payesa, ante todo, pero también ha sido Presidenta del CIT (Centro de Iniciativas Turísticas), Alcaldesa de Bellmunt y Presidenta de la Cooperativa de Gratallops. Luchadora. Todo carácter i toda humildad.

El escenario: su casa. Su comedor. De fondo: la viña, el campo. Reconoce que le gusta, aunque se cansa mucho, pero sigue haciendo la poda, la poda en verde, la primera sulfatada (primera y única, “bien mojada la cepa, de abajo hacia arriba”) y a vendimiar.

76 años y se ve de lejos su fortaleza y, a la vez, su sencillez. Desprende ternura y mucha ilusión. Y cuando repasamos su trayectoria parece extrañada, como si se lo hubiera encontrado sin escoger. Pero sí que escogió porque podíamos haber marchado, pero nos quedamos”. Sí, fue de las que se quedaron a trabajar la tierra, como sus abuelos y bisabuelos. Sin referente femenino a quien parecerse, perdió su madre con 8 años, ella fue creciendo y acabó trabajando en el campo, como “su padre, los tíos, las tías, todos… toda la familia”. Y cuando Sara le pregunta si era la única mujer, responde que sí, claro. Todo hombres, pero se encontró cómoda y se quedó allí, con ellos, en la parte alta de las estructuras de poder que existían.

Maria Carme payesa, tiene viña, olivos, avellanos y un par de almendros. El trabajo que prefiere es la poda y no sabe por qué. “Me gusta podar y ¡mira que son cepas viejas y feas! (…) Hay algunas que son muy feas. Hay otras que no, que son bonitas, así, grandes” Y le pregunta a Sara: Tú que eres técnica (…) ¿Por qué? Si los plantaron todos uno detrás de otro…” Nos explica que los plantó su abuelo y que los plantaba cuando tenía céntimos, porque no iban al banco a buscar dinero. Pero su padre ya no plantó ninguno. O sea que sus cepas deben tener más de 100 años, aunque todavía no las ha analizado para saberlo ciertamente, por lógica… Tiene una viña, toda Garnacha y un terreno muy fértil donde crece mucha hierba en primavera: “Y cada temporadita sale una hierba distinta. Ahora de color azul, ahora unas florecitas amarillas, unas blancas, unos gallitos, después otras que son amarillas y blancas (…) ¡Y no veo las cepas!”  

Sara le pregunta si hay relevo generacional y ella dice: “hay el vecino del lado, un chico joven que ha estudiado en Falset y en Tarragona” pero también nos habla del su sobrino que ha ido plantando viña y de otros no tan jóvenes como el chico de al lado, pero jóvenes, al fin y al cabo, que han comprado fincas y las trabajan. Y en Bellmunt, al menos, no han desaparecido tantas fincas.

Para hablar de Maria Carme luchadora nos remontamos al Priorat de antes, donde todos los payeses eran socios de la cooperativa y “las cooperativas iban mal, no vendían el vino (…) y el payes iba a su aire” dice Maria Carme. Un director general de Madrid “en tiempo de Franco” consideró que Priorat merecía ser considerado y se creó el CIT (Centro de Iniciativas Turísticas), parecido a lo que sería una oficina de turismo actual, que se dedicaba a dar a conocer Priorat por todas partes. Se la invitó a ferias por toda España y Maria Carme fue escogida presidenta poco después de su fundación.  Lo fue durante 25 años. Sara le pregunta qué promovían y ella, muy divertida, contesta “humo”. Y es que Priorat no tenía restaurantes ni alojamientos y, de hecho, si la zona era conocida, lo era como zona vinícola, no como destino turístico. Por lo tanto “Era algo un poco avanzado para la época, que igual en aquel momento no hacía mucho trabajo, pero …” comenta Sara.

Y llegó la democracia y se hicieron elecciones en los ayuntamientos. Maria Carme fue escogida alcaldesa de Bellmunt en las primeras elecciones, y de hecho cuando Sara le pregunta “¿cómo se te ocurrió?” y contesta como no podía ser de otra forma: “A mí no se me ocurrió ser alcaldesa” Porque le llegó un poco de rebote y hubiese podido decir que no, pero no lo hizo y se atrevió a ser alcaldesa en un momento en que solo había 7 en toda Cataluña.

Un poco más adelante, presidenta de la Cooperativa de Gratallops. También le propusieron, no se le ocurrió a ella. Y también aceptó, no se planteó decir que no. Lo hizo y fue presidenta. En un momento muy difícil para las cooperativas, recordemos lo de que “el payés iba a su aire”. De hecho, Maria Carme estaba en la junta de la Cooperativa de Bellmunt, pero decidió desmarcarse y se fue de la Cooperativa Comarcal, y ahí fue cuando ella decidió irse a la Cooperativa de Gratallops. Y la Cooperativa de Bellmunt no prosperó, de hecho, desapareció. ¿Una intuición? No lo sabe, pero algo debió ver.

Y esta trayectoria le supuso un reconocimiento por su trabajo y por el hecho de ser mujer y, como tal, la invitaron a muchos actos, ella habla de bolos a los que intentó no ir nunca porque “¿qué tengo que decir? ¿qué tienen que decir de mí?” Siempre ha encontrado excusas para no ir a ningún acto “mucho trabajo y muchos problemas” Sara habla de referente y ella reconoce que, a lo mejor sí, pero que “Yo no lo he buscado” Y aunque ella no recuerda todo lo que aportó a la cooperativa y su funcionamiento. Es consciente que cambió las cosas, hubo un antes y un después. Ella responsabiliza del cambio a Jaume Ciurana, el que entonces era Director General del Incavi. Una persona que amaba Priorat y el vino. Era enólogo y descendiente de la comarca, y apostó fuerte para cambiar las cosas: “si se tiene que vender vino se tienen que hacer las cosas bien hechas. Y se tienen que cuidar la uva desde que se planta la cepa hasta que se vende el vino” E iban por las cooperativas repitiendo el discurso y “la gente se los escuchaba y les parecía música celestial” Pensemos que, en ese momento, no había vino embotellado, solo Escaladei embotellaba. Eran finales de los 70 y principios de los años 80.  Y explica: “vinieron con tu padre, René Barbier y todos esos que, claro, pagaban la uva muy bien y se fue mucha gente de la cooperativa porque en la cooperativa no cobraban” Porque el vino se tenía que vender, pero como muy bien decía el padre de Maria Carme: “se tiene que vender, pero se tiene que cobrar”  

Hizo muchas cosas como presidenta, primero dejarse asesorar por la Federación de Cooperativas, es decir aceptar que no lo sabía todo. Y después y puede que lo más importante de todo, poner un gerente “Porque tiene que haber un gerente. Que un payés no tiene por qué saber ni estar todo el día allí, porque tiene trabajo en el campo y no puede estar todo el día allí, en un despacho” Y poco a poco, la cooperativa se fue adelante y “ahora cobramos cada mes” Y lo dice como si fuera una gran cosa, porque de hecho lo es.

Maria Carme: “Si no hubiésemos estado nosotros, todos ellos, ni René Barbier, ni Álvaro Palacios, ni Carlos Pastrana, no hubiesen encontrado absolutamente nada, sino la cooperativa no hubiese existido. Los payeses ante la evidencia han tenido que hacer las cosas bien hechas. Han tenido que venir de fuera para que lo vieran claro porque a los de aquí no se los creían.”

Sara: “Ha pasado en muchas partes, pero también tiene que ver con el cansancio, de verlo desde dentro, cuando has luchado, cuando has trabajado y no sales adelante. Y no lo ves. Y te lo dicen. Y no lo ves. Y no lo haces. Y te lo dicen. Y no lo ves. Y no lo haces. Entonces alguien lo hace y dices: ah, pues a lo mejor sí. Pero…. ¿no? Se necesita aprender. Lo que tú dices… no sabemos…”

Maria Carme: “Entonces, algunos iluminados que nos lo debíamos creer o no sé lo qué”

Sara: “Lo visteis antes. Pero ya teníais como una intuición. Porque luchaste mucho antes de que nada fuera evidente”

Es curioso como no fueron conscientes de la lucha, de todo lo que defensaron y trabajaron por mantener… pero es verdad que desde la cooperativa se hizo un gran trabajo. Desde la cooperativa y también por parte de Assumpció Peyra en Escaladei, Magdalena de Masia Barril (que no embotelló hasta 1980 y que también iba por todas las ferias a defensar el vino del Priorat), August del Celler Cecilio. I muchos otros que creyeron en el Priorat cuando no era nada. Entre ellos “aquel director general… cómo se llamaba (…) si lo viese, alucinaría, pobre. Porque ese hombre también lo vio”.

Le preguntamos si hubiese hecho algo distinto: “No, me parece que no. A lo mejor no pienso tan lejos. Y ahora todavía menos. Ahora pienso al día. Porque cada día me trae alguna cosa distinta” dice muy convencida.

Sara le pregunta si bebe vino y nos dice: “poco, los domingos” con la familia, con sus hermanas. Le gusta y siempre tiene dos botellas en la cocina, pero solo bebe los domingos. Y, sobre todo, siempre regala vino, tal y como decía Jaume Ciurana y siempre recuerda.

I no puede ser de otra forma, Sara tiene que preguntar por el rancio: “Y los rancios. ¿Habéis hecho rancio alguna vez?” Una barrica de vino rancio que empezó su padre. Un vino rancio de vino blanco (“porque el de vino tinto se echa a perder”). “Y, ¿lo tomas?” le pregunta Sara. “Sí, me gusta. Con dulce. Cuando como dulce. Sí que me gusta” Y lo probamos y brindamos. Vino rancio con galletas. ¡Un lujo!

¡¡Gracias Maria Carme!! ¡Un placer conversar contigo y con todo lo que representas!

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LA ESCUELA DE ENOLOGÍA DE FALSET

LA ESCUELA DE ENOLOGIA DE FALSET

En el 1982, cuando obtuvimos el permiso para dar los cursos de grado superior de Viticultura y Enología, nos entregamos de lleno. Y durante el curso siguiente ya tuvimos más alumnos inscritos. Además de los chicos y chicas de la comarca y comarcas vecinas, vinieron muchos chicos hijos de cavistas del Penedés.

En primer lugar, para nosotros aprender la especialidad lo más rápidamente posible, nos desplazó un par de veranos a Burdeos, para conversar con profesores de la Universidad de Enología y visitar las Estaciones Enológicas, hablar y preguntar a los técnicos de la región a fin de captar la dimensión de esta especialidad y los parámetros que la definían. Sobre todo, la importancia de la calidad de los vinos y cómo ésta define los precios. Todo esto respecto al elaborador del vino, ya que es lo que a nosotros nos interesaba. Debíamos tener claro como teníamos que trabajar para ser unos enólogos excelentes y a partir de esta premisa, poder transmitirlo a los estudiantes.

Nos teníamos que ceñir a las materias que decía el programa, eso era evidente, pero yo quería algo más, basándome en el principio de Confucio “aprendo cuando lo hago”.  Este principio ya lo apliqué en Viaró, pero allí teníamos el presupuesto suficiente para hacer posible que los alumnos dispusiesen del material, las herramientas y los aparatos para poder “aprender haciendo las cosas”. Pero en el colegio de Falset, teníamos que espabilarnos, alumnos y profesores, ya que el presupuesto de nuestro departamento no contaba con los elementos básicos, para poder “hacer”, lo que era indispensable para aprender.

Una vez tuve claro que no podíamos confiar solo con el presupuesto del colegio, me decidí a buscar los medios económicos a partir de las prácticas que haríamos durante el curso.

Una de las cosas que hicimos fueron los Trabajos de Investigación. La Consejería de Educación convocaba cada año un concurso de investigación escolar, los premios CIRIT, con recompensas en metálico. ¡Eso fue extraordinario, porque matábamos dos pájaros de un tiro! Cuando daba clases y salía un tema del que podíamos sacar una experiencia, la planteábamos y se otorgaba a un grupo de dos o tres estudiantes que tuviesen cierto interés. De esta forma, cada curso hacía distintas experiencias y toda la clase las entendía, porque visualizaban los resultados. Cada año presentábamos tres o cuatro experiencias y las que teníamos la suerte que salían premiadas, eran dinero que nos servía para engrandecer la caja del departamento. Lo hicimos durante 5 años y en total presentamos 15 trabajos de investigación, de los cuales 7 fueron premiados. Estos premios se entregaban en el Palacio de la Generalitat e íbamos alumnos y profesores a recogerlos. Fue muy importante porque los chicos estaban muy motivados y como consecuencia el aprendizaje era mucho más efectivo.

Otra cosa que hicimos fue ir a podar a jornal. Vino el tiempo de poda y pensé aprovechar la ocasión para que los alumnos aprendiesen a podar, podando. Contacté con el propietario de un viñedo y le propuse podarle la finca con los alumnos, a un precio razonable y yo me comprometía a estar siempre presente, enseñándoles y haciendo el seguimiento. Le pareció bien y lo hicimos un par de años.

La tercera actividad trataba de elaborar un vino, embotellarlo y venderlo. Eso representaba comprar la uva, entre los alumnos y profesores, y lo propusimos a los padres que lo encontraron muy positivo. Así, además de hacer la práctica de la elaboración, también practicarían el concepto comercial. Aprovechando que teníamos uva hicimos distintas experiencias de maceración carbónica, vino de aguja y otros.

Los estudiantes estaban realmente motivados y en las clases había muy buen ambiente, y eso hacía que aprendiesen muy bien. Aprovechando esa buena atmósfera, pensamos que sería interesante que visitasen las zonas vitivinícolas más importantes de Europa. I así lo hicimos, al final de curso i después de los exámenes, alquilábamos un autocar con chófer y ¡para Europa!

Nos las arreglamos para que los viajes no nos costasen demasiado dinero, nos instalábamos en cámpings que para los chicos era mucho más motivador e informal, venía Rafel, un cocinero de Falset, que nos hacía las comidas. Cogíamos los utensilios de cocina de la residencia de la escuela y nos llevábamos los alimentos para una semana.

Montse y yo preparábamos, meses antes, las visitas que haríamos a diferentes productores y bodegas o institutos vitivinícolas.  Eso lo hicimos 4 años, del 1984 al 1988. Y de esta forma visitamos las zonas de Burdeos, Borgoña, Champagne, la Escuela de Changins de Suiza, la Universidad Vitícola de Geisenheim en Alemania, Alsacia, Piamonte italiano, etc.

Fueron unos viajes muy provechosos porque cada día hacíamos 3 o 4 visitas y los chicos llevaban un cuestionario preparado. Por la mañana el cocinero nos hacía el desayuno y nos daba un bocadillo para el mediodía. En terminar el día, volvíamos al cámping y el cocinero nos hacía la cena, luego, todos en círculo comentábamos las visitas hechas y las dudas que quedaban pendientes por preguntar al día siguiente.  Dos alumnos se encargaban de hacer un resumen de todas las visitas del viaje para repartirlo a todos.

Fueron unos años muy intensos porque pude aplicar la didáctica que aprendí con el profesor Piaget, durante mis estudios en Suiza. Pero cuando la escuela pasó a depender de la Consejería de Educación se terminó todo. Ya no podíamos comprar uva de forma colectiva, para hacer el vino y venderlo, ya no podíamos hacer muchas experiencias porque no había suficiente presupuesto… pero, en fin, siempre recordaré aquellos años como una etapa en la que pudimos estimular a toda esa juventud para que se formase para trabajar para la sociedad. La mayoría de ellos están ahora haciendo vino por todas partes de las comarcas de Cataluña y muchos son los que forman el grosor de productores del Priorat actual.

Josep Lluis Pérez Ovejero y Montse Ovejero
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ALLÁ POR LOS 80… LOS 2 JAUME´S CIURANA

ALLÁ POR LOS 80…LOS 2 JAUME´S CIURANA 

Justo este año 2021 en agosto, hará 40 años que llegamos al Priorat, Montse, Sara, Núria, Adrià y yo mismo (Jordi nacería más adelante). Veníamos de Sant Cugat, del área de la metrópolis donde teníamos posibilidades y ofertas a manos abiertas, pero íbamos buscando el calor de la naturaleza. Yo, que nací y viví en el campo hasta los veinticinco años, era como volver a mis orígenes.

En el año 1981 me ofrecieron la dirección del entonces llamado colegio Sant Pau. El actual director era el padre Jaume Ciurana que se tenía que jubilar y necesitaba un sustituto. Este reverendo había promovido una asociación de padres y habían fundado la escuela. Comprendía el área de primaria de 1º a 8º curso y el área de formación profesional de 1º y 2º grado con distintas especialidades.

Hace 40 años Falset y el Priorat no eran como ahora. Los pueblos de la comarca contaban con poca gente joven y éstos iban a trabajar a Reus y Tarragona. Ni la uva, ni la avellana, ni la oliva se pagaban suficientemente bien para que saliesen las cuentas. Y, claro, la gente mayor se iba haciendo más mayor, los cultivos se abandonaban y la poca gente joven se iba a la ciudad. Las escuelas de los pueblos estaban cerradas por que no había suficientes niños.  Fue éste el panorama que nos encontramos en llegar.

El colegio Sant Pau era una oportunidad para los adolescentes de poder aprender un oficio, se podía estudiar agraria, administración, mecánica, electricidad, y electrónica. El Padre movió cielo y tierra para tirar la escuela adelante. Más tarde, “el otro” Jaume Ciurana, quien era entonces presidente del INCAVI hizo los posibles por incluir la especialidad de Viticultura y Enología de 2º grado. Eso fue muy interesante para los chicos de la comarca que eran hijos de viticultores, pero también interesaba en general ya que en España no existía esta especialidad en grado superior de formación profesional, y para cursarla se tenía que ir a Francia.

Jaume Ciurana estaba unido a Falset porqué su familia era de aquí y tenía interés en promocionar la comarca. Lo conocía bien, él me explicaba que si se crease la escuela de Enología en Falset daría un prestigio a la comarca del Priorat, que ya era conocida como clásica en la elaboración de vinos, pero de vinos a granel. Los negociantes franceses y algunos españoles compraban los vinos, principalmente, para mezclarnos con los suyos y augmentar el grado y el color. Decía que era la escuela se podría utilizar para aprender a hacer vinos de calidad y embotellarlos, que la uva ya tenía la calidad excelente. Eso podría dar una mayor riqueza al Priorat y a la vez, a todos los vinos de Catalunya. Jaume Ciurana lo veía claro. Lástima que se murió antes de tiempo y no pudo ver lo que él ya pronosticó.

Con el reverendo, en el año 1982 visitamos la escuela de bodegueros de Requena, que daba contenidos de viticultura y Enología, pero a nivel de primer grado, y nosotros empezaríamos con el segundo grado. A mí me interesó mucho, ya que era una especialidad muy adecuada para la zona y en la escuela haríamos todo lo posible, y además, para que tuviese una gran influencia en la comarca. Y de hecho, así ha sido.

Se construyó una nueva nave de bodega de elaboración, bodega de crianza, laboratorio, y sala de cata. Y empezó a preparar todos los requisitos para empezar el curso 83/84. Se contrató a un enólogo y un ingeniero agrícola, debido a que Montse y yo no teníamos ni idea de esta especialidad y nos pusimos a estudiar mucho, dedicando muchas horas diarias, levantándonos muy pronto y acostándonos muy tarde. Sobre todo, estudiando enología.

Durante los dos primeros años de la escuela nosotros dos dábamos química y física a los alumnos de todas las especialidades: enólogos, administrativo, mecánicos y electricistas. A partir del tercer año ya cogimos toda la responsabilidad de viticultura y enología, dando todos los contenidos.

El presidente del INCAVI Jaume Ciurana hizo un convenio con el colegio para dar un servicio de análisis oficiales de vinos, dependiendo de la Estación Enológica de Reus, y una asesoría técnica a las cooperativas de Terra Alta, Ribera d’Ebre y Priorat. Así, INCAVI, además de hacer posible la ampliación de una nueva especialidad, ayudó económicamente, aportando parte de nuestro sueldo, para nuestra dedicación a estos servicios.

Empezó una etapa muy y muy activa por nuestra parte que afrontamos con mucha ilusión, seguros de que se estaba gestando un futuro nuevo, aunque no imaginábamos toda la envergadura que ha cogido. Me atrevería a decir que la semilla la pusieron los dos Jaume’s Ciurana.

Montse Ovejero y Josep Lluis Pérez
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