Soy Gemma quien escribe todo esto, es decir, mantengo vivo el Blog de Mas Martinet, y me encargo también de recibiros en la bodega si venís a visitarla. De palabra y trato fácil, os acogeré lo mejor que pueda para que tengáis un buen recuerdo de vuestra experiencia.
La elección no ha sido fácil, pero finalmente me decanto por uno de los lugares desde los que se disfruta mejor de la inmensidad del paisaje del Priorat. La Mola de Sant Pau, en La Figuera, donde se encuentra la ermita de Sant Pau y desde donde se dice que se pueden llegar a contemplar hasta seis provincias (Tarragona, Lérida, Zaragoza, Castellón, Teruel y Huesca). De hecho, mirando hacia el norte se pueden ver Pirineos, Tierras del Segre, Garrigues, Ports, Maestrat y Aragón.
Pero cerca de esta ermita, sólo a 500m con un acceso muy fácil, llegamos hasta el punto donde durante la Guerra Civil, se ubicó el observatorio de la Batalla del Ebro, un punto de control del alto mando del ejército republicano. Desde aquí se pueden divisar hasta 40 kilómetros del río Ebro.
Se trata de una trinchera reforzada con cemento y parte de la cubierta que se conserva en buen estado. Y desde ahí, se puede comprobar la increíble perspectiva de los antiguos campos de batalla. Detrás del observatorio se conservan muros y varias cabañas de piedra seca que sirvieron de cobijo a los militares que se estaban allí.
Para mí, lo más sorprendente es pensar que no hace tantos años, desde allí, se organizaba la guerra más reciente y trágica que ha tenido lugar en nuestras tierras. Ya sabéis cómo terminó, las tropas franquistas desmantelaron el observatorio y se instalaron durante un tiempo. Después quedó abandonado y finalmente, en 1998, se recuperó el espacio y lo habilitaron para dejarlo como memoria histórica de lo ocurrido.
Un trozo de nuestra historia reciente que no nos deja indiferentes y que no olvidamos.
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