EL NUEVO MUSEO DEL VINO

«Y de 1935 aquí…. quién lo diría« son las palabras de Xavier Fornos, director del Museo de las Culturas del Vino – Vinseum, de Vilafranca del Penedès. Y hace este comentario después de contarnos de un vuelo la trayectoria del Museo, desde sus inicios hasta la actualidad. Ha llovido mucho y se ha pasado por distintas etapas. El museo fue una iniciativa de antes de la Guerra Civil que quedó paralizada por esta guerra y se consolidó en 1945, ya en plena dictadura, como el primer Museo del Vino, (Museo del Vino, en la época), de España, y, probablemente, también de Europa. En esta primera etapa, el museo era básicamente un equipamiento cultural de ámbito local que intentaba aglutinar todo tipo de patrimonio vitivinícola, pero también histórico y artístico. Poco a poco, el fondo material del museo se fue ampliando gracias a donaciones privadas. “Un museo de museos”, nos comenta Xavier.

En la década de los 90, tanto las instalaciones como la organización interna del museo, están envejecidas y comienza una transformación bajo la dirección de la Monserrat Iniesta, quien toma el relevo. El principal objetivo del nuevo plan director será que el museo se consolide como herramienta de conservación, restauración y promoción del patrimonio cultural, así como promover colaboraciones entre el tejido asociativo, cultural y empresarial del territorio.

Un proyecto que no se ha quedado sólo con esto, sino que se ha marcado un reto de futuro mucho más ambicioso que busca responder a las necesidades de un equipamiento museístico moderno con vocación nacional. La intención es hacer del Vinseum (nombre que ponen en el museo a partir de 2007), un museo del vino diferente, aprovechando la diversidad de colecciones de que dispone y, sobre todo, explicar su valor añadido, el legado cultural, patrimonial, social e histórico que marca la identidad ya no sólo del Penedès sino de un territorio mucho más amplio, como Cataluña.

El museo que estaba situado el antiguo palacio medieval de los Reyes de la Corona de Aragón, para poder ser inscrito en el registro oficial de museos de la Generalidad de Cataluña como Museo de interés nacional necesitaba algunas mejoras en su infraestructura e instalaciones. Por ello, y movidos por el espíritu de mejora, inició un nuevo proyecto financiado por todas las administraciones (local, autonómica y estatal) y, también, fondos europeos. Una enorme inversión que ha servido y servirá para renovar completamente el proyecto, dotándole de un nuevo espacio expositivo estable de más de 3000 m2.

Este nuevo espacio cuenta con un amplio espacio de acogida, “un ágora cubierta” tal y como lo describe Xavier, donde estarán expuestas dos obras de gran formato: una prensa que data del s. XVIII de Cunit, y un mural del artista local Pau Boada que muestra el ciclo de la viña y el vino y que se ha reubicado que ha supuesto un traslado de gran dificultad técnica.

Además, habrá una gran maqueta de Cataluña que ubicará las diferentes zonas vinícolas del país.

El recorrido del museo pasará por explicar el mundo del vino desde una previa dedicada a las raíces de la zona, centrándose en el Penedès como centro neurálgico del vino. La exposición principal, dedicada a las culturas del vino de Cataluña y ocupará las tres plantas superiores del nuevo edificio y una del histórico. Hará “una referencia marcada en el vino del país (…) hablando de las culturas del vino de Cataluña desde los orígenes hasta ahora, desde el punto de vista antropológico, social, cultural…” explica Fornos.

La primera planta, se dedicará a actividades culturales complementarias. “La primera planta se dedicará a actividades culturales complementarias. El espacio es y estará lleno de actividad todo el año», dice Xavier Fornos. Además, el proyecto arquitectónico ha sabido comunicar de forma muy orgánica el antiguo espacio con el futuro espacio y permite que el visitante pase de un edificio a otro sin darse cuenta. También se ha tenido la habilidad de recuperar antiguas paredes y callejones medievales de Vilafranca y pueden verse perfectamente integrados en el espacio moderno.

El proceso de transformación se acerca a su culminación ya que tienen previsto abrir sus puertas en el último trimestre de 2023, si todo va bien. Por el momento, el museo está cerrado al público y sólo se puede visitar una exposición ubicada en la capilla gótica de Sant Pelegrí (contigua al nuevo edificio). El espacio fue rehabilitado como sala de exposiciones temporales, pero también es un espacio con mucha historia, puesto que la capilla fue quemada en 1934, transformada en monumento a los caídos del bando franquista y, finalmente, reconstruida en los años ochenta. En estos momentos, la exposición “Alcemos la copa” que se puede visitar ahora, explica el nuevo proyecto de museo e invita al visitante a dejar una copa en la sala para levantarla el día de la inauguración del nuevo espacio.

Después de esto estamos impacientes por ver este nuevo proyecto en funcionamiento y estamos convencidos de que será muy fiel al proyecto descrito y escrito (“el papel lo aguanta todo” como muy bien nos dice su director, pero su trabajo también lo hace posible).

¡Alzaremos la copa con vosotros!

Gracias por recibirnos y por hacer lo que hace con tanta pasión y profesionalidad.

 

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