VENUS LA UNIVERSAL

Venus la Universal empieza en el 1999 por una necesidad de Sara Pérez por encontrar una expresión de vinos distinta. Este fue el último año de los 90 en que ella, junto con sus padres y su hermano Adrià, se habían centrado en la extracción, la madurez, la concentración… hasta llegar a niveles máximos.

Sara vivía entonces en Falset, «¡cuando volvía a casa por la noche estallaba la luz!» ens diu.  La forma de la botella de los vinos que bebía a su casa, era en forma borgoña y no burdeos. Sus variedades preferentes, las antiguas del mediterráneo en vez de las mejorantes (cabernet, merlot,…) por las que se había apostado en el Priorat. Descubre la cariñena y el sirá, dos caras de la misma moneda. Profundidad, reducción, misterio… no como la garnacha con tanta fruta y esplendor. Le gustabam los vinos con más tensión, más elegancia, más fluidez… La DO Monsant (que todavía no se había reconocido como tal) era otra zona, de pieles y de luz diferente, más fresca. Un camino que quería explorar, un contrapunto a Priorat. Venus 99. Quiso hacer un cupaje de cariñena y sirá, aunque las dos son variedades muy reductivas. Tradicionalmente cada una de ellas se ha cupeado con garnacha para aportarlos este oxígeno que les falta, pero las dos, solas, eran una apuesta arriesgada. La cariñena la quería de viña vieja, aún más difícil porque la zona del Montsant, más llana, se trabajaba con tractor, la viña era más joven, solo mantenían la viña vieja los que tenían trozos pequeños, de 500 / 800 cepas. Venus, por lo tanto, no fue el fruto de una parcela, sinó el fruto de una búsqueda. La búsqueda de la belleza.

“Y no teníamos nombre” nos comenta Sara. “Reformamos la la casita… pero no teníamos nombre. Hicimos el primer vino pero no teníamos nombre. En Junio del 2000, cunado tocaba embotellar, fui al Piemonte y la Toscana (junto con más viticultores) y allí, en Florencia, visitamos la Galería de los Uffizi y vimos el “Nacimiento de Venus”, y me emocioné muchísimo y dije… VENUS. Eso es lo que estoy buscando”

Y cuando volvimos se lo tuvo que decir a su socio, Xavi, un amigo. Y casualmente, su madre tenía un “Nacimiento de Venus” en su habitación… Todo parecía encajar.  

¿Y de dónde sale la Universal? Le preguntamos. Y nos explica que aprovecharon un trozo de los abuelos de Sara, donde tenía el huerto, para plantar una poco de viña. La bodega no tenía ni 50m2. A principios de sigle,  durant las avantguardas, todo el tema artesanal se hacía grande con nombres así Industrial, Universal…  Y pensaron que eraa una buena idea en su caso y así le pusieron. Primero Companyía Universal, después Òrbita Venus y, finalmente, Venus La Universal.

¿I tú, René? ¿Cuándo llegas al proyecto? Nos dirigimo a René.

Nos comenta que fue una casualitat increible, porque cuando Sara empezó en el 99, justo un año antes de que se reconociese la DO Montsant, él con su padre, empezaban un proyecto en Laurona, también en la DO Montsant. Su experiencia con Laurona fue muy difícil. Eran vinos que no conocía, llegó el gusano… Pero este proyecto le permitió descubrir la zona. Con Sara empezó a trabajar primero en La Vinya del Vuit (con amigos) y desprués en Sara & René (proyecto de la pareja en el Priorat). Y en uno de los momentos difíciles de Venus, justo durante la primera de las crisis económicas recientes, la del 2001 (después del atentado a las torres gemelas) pude entrar en Venus como socio. Era el 2005 y, en seguida se encargó de la parte de bodega. Aunque mo fue hasta el 2006 que empezó a entender los vinos, Dido y Venus.

Y como había empezado a hacer blancos en el Priorat (con Nelín, en Clos Mogador) y eso, a él, le emocionaba especialmente, propuso ampliar la família con el Dido Blanc, en el 2007. Descubriendo el macabeo, una variedad parecida a la cariñena por el desprestigio que tenía y porque también es reductiva. A la vez, la capacidad de guarda muy grande e interesante. “Un regalo, lo de los macabeos” nos dice emocionado.

Y por descubriemientos, el granito. Una sorpresa, que ahora ya todo el mundo, la capacidad de guarda que aporta en los vinos. Un Eneas de los primeros años o un Dido 2005/2006 aguantan por su acidez. En el Priorat los vinos aguantan por la estructura. Y este descubrimiento permitió entender que Dido no era un segundo vino. Era otro vino. También grande, tan grande como Venus, pero diferente.

Para Sara y René, Venus es también una puerta a la experimentación, una oportunidad para resolver esas inquietudes que aparecen en su camino ya que no están limitados por el terreno y las producciones pequeñas como en el Priorat. Y así es como aprovechan la diversidad climática y de suelos diferentes de la DO. Venus, cariñenas viejas sobre terreno arcillo-calcáreo, suelos profundos. Terreno calcáreo, Dido Blanc. Dido Rosa, terreno arcillo-calcáreo de nuevo. Dido Negre, granito y, sobre todo, garnacha.

Y los parcelarios como la Venus de Cartoixà, la Venus de la Figuera, la Venus de las Pieles, la Venus del Granito (estas últimas aún no en el mercado) que tienen que ver con una variedad y una parcela en concreto.

La búsqueda la belleza continúa.

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