CAMÍ PESSEROLES Y SU ORIGEN

¿Y qué diremos de la finca de Camí Pesseroles que no sepamos? La finca de Camí Pesseroles se encuentra a orillas del antiguo camino real entre Gratallops y Porrera. El suelo de pizarra desmenuzada y la plantación en ladera impregnan de carácter tanto el viñedo como el vino que sale.

1939 es la fecha que figura en los registros como momento en que se plantó el viñedo. Es extraño que en un momento en que se acababa o justo se estaba acabando la guerra, alguien se aventurara en una empresa tan arriesgada. Pero, por lo que hemos podido saber, muchos registros oficiales se quemaron y todos los viñedos, que se plantaron entre 1930 y 1940, se les adjudicó una misma fecha, 1939. Hablamos pues de un viñedo que tiene más de 80 años, concretamente cariñena, plantada en vaso. En el vino de Camí Pesseroles, también entró garnacha, pero ésta, proviene de una finca vecina y se plantó más recientemente, hace aproximadamente 35 años.

Hablamos de un período de la historia del Priorat muy interesante. La filoxera ya había pasado, y con ella, aquellos que se habían lucrado con la actividad comercial generada por el vino, decidieron cerrar las puertas de sus casas, abandonar el viñedo y abrir nuevos horizontes lejos de bancales y viñedos. Lejos del Priorat. Quienes quedaron continuaron trabajando el viñedo con los mismos métodos y modos de antes, pero la Primera Guerra Mundial, primero, y la Segunda, después, hizo que las exportaciones cayesen y el dinamismo comercial perdió mucho peso. La dictadura tampoco ayudó. Priorat se cerrará en sí mismo y no empezará a abrirse hasta bien entrados los 70.

En cuanto al vino, fue un momento en el que la cariñena tuvo el protagonismo. El proceso que se seguía era muy manual. La uva se vendimiaba a mano y se colocaba en cestas o cubos y éstos, una vez llenos, se volcaban en las portadoras, que eran unos recipientes ovalados y hondos de madera que se llenaban de uva para poder transportarlo en carro hasta la bodega o casa, donde se haría el vino. Incluso se aplastaba la uva de las portadoras allí mismo para que entrara más cantidad de uva. En la bodega, se pisaba la uva y se llenaban los lagares, donde fermentaría y una vez hecho el vino, se pondría en barricas de madera, normalmente de castaño hasta venderlo o consumirlo.

Las maneras del pasado han cambiado, pero en Camí Pesseroles que hace Mas Martinet en la actualidad, hemos querido respetar la personalidad de los vinos del pasado. Y la uva cosechada se transporta en portadoras hasta la bodega, que previamente hemos pisado en la finca para albergar la máxima cantidad posible. Una vez en bodega, la uva fermentará en tinas de madera abiertas hasta que decidimos prensar. Tras la prensa, el vino se criará en botas de castaño y damajuanas hasta el momento de embotellar. Con este proceso, intentamos transmitir la personalidad de un viñedo viejo con un fuerte carácter y también, respetar unos métodos olvidados para perdurarlos en el tiempo.

El vino Camí Pesseroles de la actualidad es pura mineralidad y rusticidad, un reflejo de la viña de donde proviene. Un homenaje al Priorat de los años 50, en plena posguerra y revolución industrial.

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