TORNER, DESDE 1739

El nombre de Torner se asocia al oficio de tonelero ya desde el año 1739, cuando Simó Torner se casa con Teresa Estalella. Agustí Torner, actual gerente, es la 8ª generación. No han cambiado muchas cosas en lo que se refiere a la fabricación de las barricas. La tonelería estaba situada en Vilafranca y se trabajaba en el exterior. Esto sí que ha cambiado. Ahora trabajan en una nave enorme en Sant Cugat Sesgarrigues, pero las barricas se hacen igual, algunos procesos se han mecanizado pero la esencia es exactamente la misma.

Torner es una pequeña tonelería que fabrica a la carta. Trabajan con diferentes maderas: castaño, acacia, roble francés, roble americano, cerezo… Diferentes tamaños, de 200, 300, 400, 500… Diferentes tostados: ligero, medio, plus… Siempre en función de lo que les piden sus clientes y, como es bien sabido: ¡para gustos colores!

La madera que reciben de los aserraderos, la guardan en el exterior por lo menos durante un par de años para que se vaya secando, pierda su astringencia y gane en dulzura. Tiene que estar en contacto con los elementos: aire, sol y agua, nos explica Jaume. Con el tiempo, la madera puede perder algo de fibra y es más difícil de domar, pero, en cambio gana con dulzura, elegancia y finura.

Jaume Ramos, el encargado, es la persona que nos atiende y enseña todo. Tiene 56 años, tenía 16 cuando empezó a hacer de botero. Nos explica que cuando empezó, las bodegas sólo utilizaban castaño y algo de roble francés. El castaño era la madera más económica y funcionaba bien. Pero poco a poco se fue introduciendo el roble, debido a las exigencias de los consumidores, hasta llegar a darse la vuelta a la tortilla. Ahora, enólogos y consumidores vuelven a demandar más diversidad y esto hace que se vuelva a trabajar con la madera tradicional, es así como llaman al castaño; con la acacia, el cerezo… sin olvidar el roble tan francés como americano.

Jaume nos hace dar cuenta de que cada tipo de madera tiene diferentes características y, por tanto, diferente influencia en el vino que crían. Así, por ejemplo, la madera más dulce es la de cerezo. La más porosa, la de castaño (que tiene un crecimiento muy rápido y, en consecuencia, los anillos de crecimiento más separados). La más consistente y pesada la de roble americano. La más fina, la de roble francés… El vino, por tanto, cambia en función de las diferentes características que tiene cada madera.

Las barricas que fabrican no poseen ningún elemento sintético. Todo es natural. Las duelas se enganchan sólo con la presión que ejercen unas con otras. Las de las tapas, se asemejan. «Es un trabajo preparado para el siglo XXI porque no contamina», nos dice. Y genera muy pocos residuos. Una vez terminada la vida útil de las barricas se desmontan, los aros se reciclan, y la madera se degrada… no contamina… es orgánica.

Pulen las maderas, las sierran a la medida que necesitan y los sobrantes se aprovechan para encender el fuego y mantenerlo a temperatura. Volvemos al tema de los residuos: reaprovechan tanto el trompo como los restos de madera. Éstos serán los únicos combustibles que utilizarán durante el proceso, consiguiendo un calor totalmente natural. Se calienta la madera para poder darle forma, poco a poco, con paciencia, porque de hacerse demasiado rápido se podría romper. Hay que ir hidratando la madera mientras se calienta… y la hacemos flexible. Durante este proceso, el tostado va penetrando la madera y va caramelizando los taninos, los hace más dulces, más finos.

También pueden reparar y preparar barricas para volver a utilizarse, rebajando la madera casi 0,5 cm para limpiarla completamente de los vinos que se hayan criado anteriormente. Una vez limpias, se pueden volver a tostar según la preferencia del cliente y volver a utilizarlo de nuevo.

Una vez añadidas las tapas a las barricas, se utiliza una silicona a base de harina sin gluten. Se cambian los aros de fabricación por los definitivos. Se pulen de nuevo las barricas para que queden limpias y finas. Se comprueban para asegurar que no existan pérdidas. Y con un láser se sellan con el nombre de la tonelería, el tipo de madera, el año y el tostado.

Como dice Jaume, la madera es un ser vivo que ayuda a hacer un producto mejor.

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